¿LA RURALIDAD PERIFÉRICA, QUÉ?
Mientras suplir las necesidades básicas para
subsistir, cada día se vuelve más difícil para la población global no podemos
dejar de lado una problemática inminente que afronta el territorio. Y es el
desamparo que tiene la población rural distante.
Llevamos desconociendo históricamente las dificultades
en educación, en salud, en cultura, en infraestructura, en alimentación, en
servicios públicos, en violencia que afronta la población rural, y que aun así
la vida en el campo para muchos ciudadanos sigue siendo una opción clara de
subsistencia.
Todos sabemos que cada día la vida rural agraria se
está quedando sin población para ejercer el trabajo, pero también todos vemos
como cada día avanzan en estrategias que buscan fortalecer la productividad
industrial. Ejemplo de ello es que el Estado destina miles de millones de pesos
para fortalecer la agricultura y sus derivados, pero estos dineros casi siempre
terminan siendo para aquellos empresarios de agro, que generan miles de
empleos, estrategias muy validad para la economía. Pero el campesino, ese que
vive en las veredas donde no tiene acceso vehicular, ese que su parcela es
pequeña. ¿Lo vamos a seguir embargado? Pues parece.
Esta crisis económica global que nos trajo el
COVID-19, desencadeno en Estado la necesidad de implementar diversas formas o
estrategias para mitigar los impactos en diferentes sectores y gremios, pero al
campo llevamos muy poco, yo me atrevo a decir que casi nada. Ese casi nada, es
el diario vivir para la población periférica.
Para avanzar notablemente como país, es necesario
iniciar una labor educativa centralizada en formar ciudadanos con una amplia cultura
sociopolítica, pues desde allí donde nacen los ciudadanos participativos en el
accionar social.
Si podemos constituir un sistema educativo que piense
de manera particular en las necesidades de cada territorio y aparte de
educación también pensamos en un sistema de salud fortalecido bajo el principio
de equidad territorial estaremos más cerca de un estado armónico.
Es importante aclarar que debemos seguir fortaleciendo
la industria agrícola y sus derivados de nuestro país, pero es aún más
importante involucrar al campesinado, ese que ha estado en el territorio rural
por siglos para que no se sienta vulnerado por un Estado sino por el contrario
que se sienta útil y protegido por un sistema que piensa en la economía estatal
tanto como en la calidad de vida de la población en general.
Somos conscientes que es difícil, pues el centralismo es un sistema que como su nombre lo dice, centra muchos elementos. Pero no es imposible y es allí donde debemos generar debates y propuestas encaminadas a mejor la vida rural periférica.
Escrito por: Mateo Cano V
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